Se trata siempre de amar

La noticia, tomada de Religión Digital (20 de abril de 2009), rezaba así:

La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, dijo en Pola de Lena (Asturias), que el papel de la Iglesia es el de establecer qué es y qué no es "pecado", pero señaló que no le corresponde decir lo que es "delito", cuestión que depende de los legisladores.

Parece oportuno recordar que la Iglesia es una comunidad de hombres y mujeres que han acogido con fe el evangelio de la gracia, que reconocen a Cristo como único Señor de sus vidas, que se saben amados de Dios, que viven reconciliados, que se sienten solidarios con el mundo, que son libres también bajo las tiranías, y que se esfuerzan para que todos gocen con la vida que ellos han recibido.

A una cristiana del siglo XIX alguien le preguntó qué era pecado; a lo que ella respondió con la naturalidad de los santos: “Es amar el mal”.

Lo cual quiere decir, creo yo, que el pecado no se establece: Se padece ¡y se perdona!

Ayer llamó a la puerta de las Misioneras de la Caridad un niño de la calle. Debajo de una venda sucia mostraba una herida vieja y abierta. Yo salía de celebrar con las hermanas la Eucaristía. De aquella puerta me marché con el niño a la puerta del hospital que atienden las Misioneras del Inmaculado Corazón de María.

El papel de la Iglesia, como el de Jesús de Nazaret, es el de curar, el de amar. Y si algo decimos del aborto, que es el decir que parece molestar, puede que lo digamos mal, pero tengan todos la seguridad de que sólo intentamos prevenir heridas, para no tener que curarlas. En todo caso, se trata siempre de amar.

Mayo de 2009.

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