Cuando una dimensión irrenunciable de la Iglesia , como es el amor, toma cuerpo en una institución de carácter social, como es Caritas, es inevitable el riesgo de que alguien entienda la institución como realidad extraña a la comunidad eclesial en la que ha nacido y de la que es expresión.
Desde su mismo nacimiento, la Iglesia se ha acercado a la vida de los pobres a través de multitud de instituciones, en las que, personas de todas las edades y categorías sociales, prestan un servicio generoso a los necesitados, y lo hacen muchísimas veces de forma del todo gratuita. Caritas es una de esas instituciones.
- No somos ricos que ofenden a los pobres ayudándoles, sino pobres que comparten con otros pobres lo que tienen: tiempo –los pobres suelen tener tiempo que perder con otros pobres-, humanidad –a los pobres les es más fácil cultivarla-, afecto, y también recursos –lo que hay, se comparte-.
- Muchos pueden ser los responsables de repartir el pan, pero en ellos es la Iglesia quien lo reparte, es la Iglesia quien sirve, es la Iglesia quien ama.
- No somos los encargados de resolver los problemas de la sociedad, ni estamos llamados a gobernar a los pueblos, y de paso oprimirlos. El que nos llamó a seguirle, el mismo que nos ha de juzgar, sólo pide “vestir al desnudo”, “dar de comer al hambriento”, “dar de beber al sediento”, “visitar presos”, “visitar enfermos”… Y nadie piense que dijo: «Da de comer, si te sobra». Entiéndase que dijo: «Da de comer, aunque te falte».
- Nuestro compromiso con los pobres, más que respuesta a una necesidad social, es compromiso de amor con quienes la padecen. Sencillamente, el creyente se hace siervo de todos, porque se reconoce siervo del amor de Dios.
- Si los pobres nos ven como representantes de una institución rica, y no ven en nosotros seguidores de Cristo pobre, habremos oscurecido lo fundamental de nuestra misión y de nuestro mensaje. Entonces ya sólo seremos “sal insípida” o “luz que se pone debajo del celemín” y que a nadie podrá alumbrar.
Caritas da cuerpo al amor de la Iglesia ; la Iglesia es el alma de Caritas.
Octubre de 2009.
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